Free-lance curator/director based in Madrid, Spain, working either in public and private spaces since 1987
Miguel Ángel Campano
- Comisario: Santiago B. Olmo
- Dirección del proyecto MNCARS: Alicia Chillida
- Coordinación: Elena Fernández Manrique
- Montaje: Juan Ariño
- Lugar: Palacio de Velázquez, MNCARS, Madrid, 1999
- Fotografía: Joaquín Cortés, cortesía MNCARS



Miguel Ángel Campano. Alicia Chillida
La obra pictórica de Campano constituyó en la década de los años ochenta, junto con Ferran García Sevilla, Sicilia, Broto y Barceló, un punto de referencia esencial en lo que se consideró la renovación de la pintura española.
La tensión entre figuración y abstracción adquiere en su obra una componente experimental decisiva; con el objetivo de producir la quiebra y ruptura del estilo, el artista emprende un trabajo de revisión de la tradición pictórica, en el que el punto de partida son algunas obras concretas y temas de la pintura francesa, desde Delacroix y Poussin hasta Cézanne. A partir de estos presupuestos, Campano acomete la construcción de una actitud estética radicalizada, sobre la que confluyen algunas de las líneas más enérgicas de la tradición minimalista y de las variantes gestuales de Kline y Motherwell, junto con alusiones a las vanguardias históricas constructivistas y suprematistas.
En un momento en el que la pintura es cuestionada desde fuera de sus propios valores, la obra de Campano se convierte en un lugar de experimentación y transgresión privilegiado, donde el artista pone en práctica un cuestionamiento permanente de la pintura desde dentro de la propia pintura, y es fundamentalmente en la última etapa de su producción, iniciada en 1991, donde se aprecian con más vigor estos planteamientos.
Esta muestra intenta poner de relieve la hondura y radicalidad de sus planteamientos artísticos, así como ilustrar los momentos de transición que marcan nuevas inflexiones y hallazgos en la manera de enfrentarse al hecho pictórico.
La exposición arranca con las pinturas de la serie Ruth y Booz de 1991, inspiradas en el cuadro L’Été de Poussin, que abren formalmente el camino a una nueva manera de asumir el cuadro y el espacio pictórico, dando lugar a las series de estructuras de campos de pintura negra sobre el fondo neutro de la tela de mediados de los noventa. El recorrido por la obra del artista continúa con sus series influidas por la estancia del pintor en India, y concluye con la producción de los años 1997-1998, donde el color adquiere un renovado protagonismo.
Un aspecto importante de esta muestra es el enfrentamiento del trabajo pictórico con la arquitectura del Palacio de Velázquez. La obra Mosaico de San Martín, 1998 y Elías (D’après Daniel Buren), 1996-99, compuestas de un gran número de piezas, toman posesión de los torreones orientales del Palacio, otorgando al espacio una nueva dimensión visual y espiritual.