Ilya & Emilia Kabakov:

El palacio de los proyectos 1995-1998

El Palacio de los Proyectos. Alicia Chillida.

La muestra consiste en una gran instalación que examina una aparente y comúnmente conocida verdad, incluso trivial: el mundo consiste en una multitud de proyectos, los unos realizados, otros a medio realizar y otros no realizados en absoluto.  Todo eso constituye un mundo de proyectos sin límite.

Esta instalación, uno de los más ambiciosos proyectos del artista, es producto de tres años de trabajo (1995-98) y se articula alrededor de una estructura ligera de madera, cuyo interior está organizado en sucesivas estancias, que van trazando una espiral que asciende hasta una segunda planta. El espectador camina por la exposición pasando de una a otra. Los proyectos, un total de 65, se agrupan dentro de tres grandes temas: proyectos relacionados con mejorar la vida de otras personas; proyectos que estimulan la creatividad; proyectos encaminados a perfeccionarse uno mismo como individuo.

Cada estancia está dedicada a un personaje más o menos imaginario desarrollado por Kabakov, cada proyecto está representado mediante una maqueta junto a la que se encuentra una mesita y una silla; sobre la mesa hay una descripción y un comentario sobre cada idea. Después de tomar asiento junto a la mesa, el visitante puede familiarizarse sin prisas con la esencia del proyecto, de este modo, al pasar de un proyecto a otro, sentado en el ambiente especialmente iluminado, que impera en el interior del Palacio, puede tener una experiencia total de la idea.

El punto de mira inicial de El palacio de los proyectos, un modelo mental del universo, es el Crystal Palace de Paxton, 1851, un monumento al optimismo constructivo, al progreso, a la ciencia y a la esperanza en el futuro, de cuya arquitectura y espíritu el Palacio de Cristal del Buen Retiro es deudor. Otros antecedentes los podríamos encontrar en la Torre de Babel o en el Monumento a la III Internacional de Vladimir Tatlin.

Para Juan Antonio Ramírez “reducir el trabajo de Kabakov al tosco panfleto antisoviético supone malinterpretar gravemente la obra de un creador sutil y complejo, cuya irónica ternura se orienta hacia el conjunto de la humanidad en su desesperado intento de lograr la armonía y la felicidad”. (…) “Una de sus ‘esculturas’ más emblemáticas fue Mirando hacia arriba. Leyendo las palabras (Munster, 1997). “En ella se percibía muy bien que la pulsión básica de Kabakov es el deseo romántico de encontrarse consigo mismo, y de mejorar, hasta donde sea posible, la condición del ser humano. Este personaje es un utopista vehemente y candoroso, y es eso lo que más delata, paradójicamente, su fidelidad íntima al sistema de valores soviético. (…) No me parece extraño, en fin, que acabara concibiendo una especie de summa de toda su obra y que ésta fuera desplegada en una instalación arquitectónica compleja, al modo de un museo imaginario: eso es precisamente el Palacio de los Proyectos”.

En «La ambición del paraíso. El arte como método» , la conferencia de la arquitecta, urbanista y poeta, Beatriz Blanco, habló de cinco proyectos de Kabakov, elegidos entre los 65 que componen su exposición. Centrándose en el último de ellos, llamado “Paraíso bajo el techo”, comenzó a hablar del paraíso con algunas descripciones gráficas y legendarias, el Paraíso Terrenal, no el Paraíso del más allá que ofertan las diferentes religiones a los buenos más allá de la muerte, por tanto, Paraíso para los vivos, no para los muertos, para luego comentar aspectos del Paraíso que en su opinión se recogen en la ciudad, relacionando las ubicaciones del paraíso terrenal con los del origen de las ciudades más antiguas en la Mesopotamia meridional, para centrarse en la ciudad actual, sus técnicas de planificación que no abarcan su complejidad, y finalmente reivindicar el Arte como Método para conseguir esa ciudad deseable, esa ciudad como paraíso artificial, un paraíso con la firma del hombre.

Comenzó con una frase del poeta inglés Coleridge, que quizá ayuda a explicar por qué tenía una rosa roja hoy entre sus manos: “Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que ha estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces?”

(Se apagan las luces y pasa la primera diapositiva de un Ángel)

Ilya y Emilia Kabakov exponen 65 proyectos en el Palacio de Cristal del Retiro. Son 65 utopías para hacer al hombre más feliz. Y no es casualidad que esas obras estén expuestas en un invernadero. El Palacio de Cristal se inaugura en 1885 para albergar la  exposición Universal de Filipinas, en ella se alojan una serie de plantas frágiles y exóticas que sin la protección de un invernadero no podrían vivir. Es también en 1885 cuando se termina el primer rascacielos moderno en Chicago. Casual o no, aquella era una época propicia a los sueños, a los desafíos. Es con ese mismo espíritu con el que se instala esta exposición de Kabakov en el palacio de Cristal que se convierte así en un Invernadero de Utopías, Tan frágiles y exóticas como aquellas primeras plantas de Filipinas, y con esa misma necesidad de protección. (…)

(Extracto de las conferencias celebradas en el Palacio de Cristal, MNCARS, Madrid, 1999).