Anselm Kiefer: El viento, el tiempo, el silencio

Anselm Kiefer. Alicia Chillida

La pintura de carácter monumental es el núcleo de la muestra, con el tema de las construcciones en fábrica de ladrillo, son pinturas con largos títulos poéticos: Nur mit Wind, mit Zeit und mit Klang (Sólo con el Viento, el Tiempo y el Silencio), 1998; Das Geviert (Bloque), 1997; Der Sand aus dem Urnen (La Arena de las Urnas), 1997; Wach im Zigeunerlager und Wach im Wüstenzelt (Despierto en el Campamento de los Gitanos, despierto en la Tienda del Desierto), 1997.

Al igual que muchas otras obras de Kiefer, parecen pertenecer a una región extraña y haber nacido en un tiempo lejano, según afirma el crítico Heiner Bastian. Se refieren a ese “viejo fondo de las metamorfosis simbólicas que en otros tiempos construían una unidad, una promesa que nos sitúa más allá de la alienación…”.

Anselm Kiefer ha considerado lo que significa ser artista de vanguardia del siglo XX. Por la naturaleza irónica y provocativa de su trabajo, es evidente que acepta y abraza la noción del artista moderno que se queda fuera de la sociedad, cuestionando su historia, sus normas, sus tabúes, sus mitos y sus ideas acerca del arte. A causa de estas inquietudes ha producido una obra de temática, valores y símbolos germánicos. Su insistencia en abrir heridas emocionales y en hacer hincapié en las pérdidas de la cultura es un camino para explorar su propia herencia e identidad (Aschenblumen / Flor de Ceniza, 1997).

Las pinturas aparecen acompañadas por una serie de veinte libros, que ocupan un lugar privilegiado en el universo creativo del artista. El uso que este artista hace de la fotografía como narrativa personal y como lenguaje que se desarrolla en paralelo a sus pinturas, demuestra el grado en el que su pensamiento ha derivado del movimiento conceptual y cómo permanece unido a él.

Podemos considerar el trabajo de Kiefer como un intento de sintetizar las grandes tradiciones artísticas del pasado más próximo y más lejano, y también un intento por superarlas. El artista ha utilizado las convenciones de la Pintura de Historia, pero al contrario que los pintores históricos tradicionales, el aúna diferentes puntos de vista y ofrece interpretaciones contradictorias con la magnificencia característica de la tradición.

El enfoque de la Pintura de Paisaje también está profundamente meditado. La obsesión por la naturaleza como escenario para expresar sentimientos profundos (Cette obscure clarté qui tombe des étoiles / Esta oscura claridad que cae de las estrellas, 1997) y analizar los mitos y tradiciones de la antigüedad como método para afrontar el presente y el futuro.

La exposición contiene también dos citas puntuales a su obra escultórica Behemoth, 1987-98, una habitación de grandes dimensiones, generada como reacción social e individual a un acontecimiento de carácter político; y la instalación 20 Jahre Eisamkeit (20 años de Soledad), 1971-91, cuya base es el plomo de la catedral de Colonia, material utilizado insistentemente por Kiefer debido a sus cualidades físicas y simbólicas en relación a sus poderes de transformación.

No obstante, el autor conserva el sentido del idealismo y de la espiritualidad, mediante un acercamiento hermético a los temas y a los símbolos a través de los tiempos, como la pirámide en Nebelland hab ich gesehen, Nebelherz hab’ch gegessen (He visto el País de la Niebla, el Corazón de la Niebla ya lo he comido), 1997.

Kiefer produce lienzos de una considerable complejidad pictórica con una gran tensión visual entre plano bidimensional y el espacio tridimensional. Estas tensiones son representativas del intento de unir la escala y la riqueza visual del Expresionismo Abstracto con temas cargados de significado. Las pinturas de Kiefer son elegías épicas a la condición humana, que laten con sentidas y profundas emociones, una sutileza temática compleja y una extraordinaria agitación en la superficie.