Free-lance curator/director based in Madrid, Spain, working either in public and private spaces since 1987
OCEANA. Una visión del mar en la colección BBVA
- Comisaria: Alicia Chillida
- Organización: BBVA. Dirección: María Luisa Barrio. Coordinación: Helena Rubio, Teresa López. Asistente al comisariado: Irene Benito
- Montaje: Leona
- Producción: LA FÁBRICA
- Lugar: Palacio de San Nicolás, Bilbao, 06.07 – 17.09.2023
- Colección BBVA









Oceana. Una visión del mar en la colección BBVA. Alicia Chillida
Pablo Neruda escribió su poema Oceana en altamar, en 1960, a bordo del carguero en el que hacía la travesía Marsella-La Habana. Esta exposición, que toma el título del libro del autor chileno, es una lectura de la Colección BBVA, cuyo hilo conductor es el mar. Los versos de Oceana estructuran los espacios de esta muestra por capítulos, y ofrecen una lectura del arte y la historia a través de la modernidad. Oceana reivindica el género femenino de la mar, y abarca todos los mares, ríos y océanos del planeta.
El mar es el medio a través del que se genera la Edad Moderna, inicio de la globalización; con la conquista de América éste pasa de ser abismo a ofrecer una apertura al nuevo mundo que invita a ser explorado. El relato no sigue un hilo cronológico lineal, abarca desde el siglo XVI hasta nuestros días, con puntos de inflexión entre tiempos y espacios diversos; las obras proceden en su mayoría de la Colección BBVA, con llamadas externas a colecciones tanto públicas como privadas.
La mar es el escenario de la guerra en el cuadro que abre la muestra: Vista II de la batalla naval de Pernambuco (ca. 1632), de Juan de la Corte (1585-1662). Los grandes imperios de España y Portugal dominan los mares y se baten en las costas brasileñas, entre la flota holandesa y la hispanoportuguesa, liderada por el capitán Oquendo.
Con el auge de la navegación proliferan, como complemento de las nuevas cartografías, las prótesis, sextantes, brújulas, esferas armilares…, para representar y medir el globo terráqueo. Michael Mercator, realiza America sive India Nova (América o Nuevas Indias) (ca. 1595 – 1610). Como peculiaridad, este mapa representa descubrimientos de la época del Nuevo Mundo, en la que el océano Atlántico ha pasado a ser el ámbito de una expansión planetaria sin igual.
Puertos europeos como Venecia, Amberes, Bilbao o Santander se convierten en arterias comerciales populosas, generadoras de grandes riquezas, entre ellas la pesca. El hierro vizcaíno y la lana castellana surcan el Atlántico y el Mediterráneo; desde el Cantábrico se envían mercancías a Flandes e Inglaterra. La Vista del Gran Canal de Venecia de Jacopo Frabris (1689-1761). Era habitual que los viajeros -sobre todo los británicos del Grand Tour, el tradicional viaje a Italia en busca de las fuentes de la cultura clásica- llevasen estas vedutas consigo de regreso a su país.
Las primeras fuentes sobre la pesca en el País Vasco datan del siglo XVI. Esta ha sido no sólo una fuente de riqueza, sino un rasgo de identidad colectiva. Lobo de mar (s.f.) es el título de este retrato de Valentín de Zubiaurre (1879-1963). El retrato huye de la anécdota, porque el interés del artista radica en la captación de la profundidad psicológica del aitona arrantzale (abuelo pescador). Zubiaurre se formó en la tradición holandesa, como Carlos de Haes y Muñoz Degrain, ambos presentes en la Colección BBVA.
Lothar Baumgarten (1944-2018), gran exponente del arte conceptual desde la década de los sesenta, es uno de los primeros artistas de su generación que tomó conciencia de que la historia del arte occidental no se puede desligar del colonialismo. Baumgarten ha abierto nuevas vías de reflexión artística a través de un trabajo que cuestiona los sistemas de pensamiento y representación occidentales, la manera en que estos construyen nuestra percepción y nuestra relación con otras culturas. Desde los inicios de su carrera, se interesa por la vida y los modos de organización de las comunidades indígenas de la Amazonia. En su obra Makunaíma (1972) se autorrepresenta como el personaje mitológico amerindio nacido en una tribu a orillas del río Uraricoera. El artista viste una gabardina occidental, pero con el gesto del indio que adopta una ropa ajena a su cultura. El personaje aparece rodeado de pigmento azul, un espacio simbólico que Lothar Baumgarten identifica con el agua, tal y como aparece en la fotografía de la serie Ship lines.
Escenario de la guerra en el siglo XVI pasa a ser en el siglo XX, el escenario del trabajo. El País Vasco debe al mar también su riqueza industrial, una de las bases de su economía. Los astilleros son el motivo del lienzo de Agustín Ibarrola (1930), Sin título (ca. 1970), quien perteneció al colectivo Estampa Popular, cuyas imágenes, talladas en linóleo y madera (materiales toscos que no permiten gran detallismo). Durante estos años, el autor esboza el paisaje social vasco, rural e industrial con austeridad cromática y los duros trazos negros apuntan claramente a un arte que declara la identidad colectiva del trabajo obrero.
José Antonio Sistiaga (1932) es uno de los artistas vascos contemporáneos más polifacéticos de su generación. A lo largo de su carrera ha emprendido con pasión proyectos de carácter interdisciplinar, con una investigación en el campo del cine experimental, desde la que contribuye a renovar la abstracción vasca del siglo XX, como muestra la pintura Paisaje vasco actual (1971).
Desde los puertos de Andalucía, especialmente Sevilla, se exportan a partir del siglo XV, cereales, aceite, vino y cuero, e importan tejidos de calidad, oro del norte de África y productos orientales como seda y especias. En la corona de Aragón el principal foco mercantil es el puerto de Barcelona, ciudad que comercia con todo el Mediterráneo. La escultura Mediterrani (1983) de Susana Solano, trabajada en hierro evoca este mar y su historia, e interioriza el espacio arquitectónico: sus obras se adaptan a veces al zócalo, se despliegan por el suelo o cuelgan del muro. Solano crea espacios simbólicos en un proceso de abstracción inspirado en la naturaleza. Aurora García afirma que su obra se distingue de la de otros escultores contemporáneos, por su equilibrio entre las dimensiones visual y táctil.
Eusebio Sempere (1923-1985), formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, viaja a un París en ebullición, en el que coincide con Pablo Palazuelo y Eduardo Chillida, y donde participa de la energía de la vanguardia artística europea. En 1950 es invitado a participar en el V Salón de Otoño, junto a Josef Albers y Sonia Delaunay. Su obra escultórica y pictórica parte de las bases del cubismo y el constructivismo y deriva al arte cinético. El juego de líneas de su obra Sin título (Gris) (1974-1975), esfera, globo y luna transmiten, a través del color y las líneas, el dinamismo terráqueo y el movimiento astro nocturno que gobierna las mareas. Le acompañan en esta sala sus colegas Gonzalo Chillida, César Manrique y Fernando Zóbel, entre otros, reunidos en la órbita de la galería Juana Mordó de Madrid y del Museo de Arte Abstracto de Cuenca.
A partir del siglo XIX, con artistas como Turner, Constable o Monet, entre otros, la mar se convierte en uno de los paisajes predilectos de la representación pictórica. Como afirma Rosalind Krauss, «el mar es un medio privilegiado para el modernismo, por su aislamiento perfecto, su separación de lo social, su efecto de repliegue sobre sí mismo y, por encima de todo, su apertura a una plenitud visual que es en cierto modo elevada y pura, a una unidad ilimitada que se pierde en la nada, en el no-espacio de la privación visual».
El mar es, además, escenario de uno de los fenómenos por excelencia de la modernidad: “el turismo de masas, un agente espectacular de reestructuración del mundo y de la percepción”. (MST). Las playas y los cruceros se tornan en grandes reclamos de la industria del viaje, tal y como lo representa la obra Los viajes (1984) de Dis Berlin (1959), cuya pintura producida durante los años ochenta en Madrid es deudora de la pintura metafísica y el arte pop.
Tras sus primeros trabajos conceptuales, Alfonso Albacete (1950), se entrega a finales de los años sesenta a la pintura, donde transita entre la figuración y la abstracción. Dos continentes n. º7 – aguamarina (1983) es una referencia a la pintura griega antigua de un joven saltando de cabeza al mar: Tomba del Tuffatore, en Paestum, Magna Grecia, actual Sicilia. El personaje parece estar atrapado entre las capas de óleo de distintos colores y se zambulle de manera simbólica en la pintura.
El romanticismo proyecta la imagen del Monje frente al mar (1809) con la que Caspar David Friedrich ofrece una escena sublime a la historia del arte, que rompe con las convenciones clásicas del paisaje. Su gesto es recuperado, reflexivamente, por Gerhard Richter, en Marina (1970). El artista alemán considera que la condición de posibilidad de la pintura contemporánea, depende de la reelaboración de la herencia romántica. En las Marinas, que produce a partir de 1960, Richter lleva a cabo una apropiación pictórica del romanticismo «mediatizada» por la fotografía.
Témpanos de luz (2006) de Mireya Masó (1963) se inscribe en las huellas de las expediciones científicas a la Antártida. El tiempo es el material de trabajo de Masó en su viaje a la Antártida y el movimiento que aparece ahí contenido, procede tanto de la mujer/cámara como del objeto observado. Como declara la artista, aquí en la Antártida cada segundo tiene el valor del presente. Aparece y desaparece antes de poder recordarlo. Desde la década de 2000, su obra en fotografía y vídeo se centra en los escenarios naturales, sus paisajes están domesticados y funcionan como retratos de un ser humano que, por cierto, siempre es omitido.
La artista Roni Horn (1955) representa el paisaje a través de la fotografía. Su obra Still water («The River Thames, for example») (2000) se compone de quince fotolitografías acompañadas de texto. Horn desborda conceptualmente la fotografía, al incorporar en ella el flujo del lenguaje y una secuencia que se puede llamar cinematográfica. Cada imagen se centra en una zona de la superficie del Támesis. Las notas a pie de página presentan una serie de reflexiones sobre el significado de este río y los estados de ánimo y narraciones que evoca la autora.
El impacto del turismo y otras actividades humanas sobre la naturaleza han desembocado en la crisis ecológica actual. La emergencia climática es hoy la principal amenaza para el planeta, y el mar es determinante en la organización de los ciclos atmosféricos, sumidero de carbono y hábitat de numerosas especies en peligro de extinción. El éxtasis ante su contemplación persiste en nosotros; no obstante, la toma de conciencia para su cuidado y en general el del medio ambiente es hoy ineludible.
Esta exposición da cuenta de lo mucho que las artes han necesitado y necesitan el mar, límite natural de las empresas humanas, como vía de conocimiento, como gran metáfora de la vida.